A las seis de la tarde llegamos de nuevo a Marrakech y después de algún "problemilla" en el hotel en que nos ibamos a alojar, encontramos este otro. Es algo más caro, unos 350 Dirhams la habitación doble (35 €), pero está muy bien, así que después de unos días durmiendo en un refugio, nos damos un pequeño "lujo". Eso si, las callejuelas que llegan hasta este Riad, no parecen muy aconsejables para ir de paseo por la noche.
Alberto y yo haciendo un poquito el tonto en el patio del Riad.
Josegui en pose de Sultán. En el espejo aparecen reflejados Dani, Alberto y Oscar.
Djema el-Fna, como siempre está a tope. Los puestos de comida lo inundan todo de humo y de sus olores característicos. Cenaremos prontito y después de una vueltita por la plaza, y no habiendo muchos sitios para tomar una cerveza (que nos la habiamos "ganao"), pues nos vamos a la cama.
Bien pronto a la mañana siguiente, ya estamos metidos en el zoco. Lo que prometía ser una jornada de descanso se convierte en una pequeña paliza de andar por sus callejuelas.
Oscar contento creyendo que ha hecho negocio comprando dos lámparas por 200 Dirhams después de una hora de regateo con el tendero, que pedía como precio inicial unos 400 Dh. Las lámparas en realidad valen 100 Dh. y tienen colgando un cartelito que dice: MADE IN CHINA. En la foto no puede verse al tendero pero está en el suelo muerto de risa.
Esto no es broma; es más fácil perderse en el zoco que en el Atlas en un día de ventisca y niebla.
Para pasear por el zoco hay que armarse de calma, porque aquí rápido te calan las pintas de "guiri" y te "asaltan" con guasa: más barato que carrefour, más barato que corte ingles, o te dicen las alineaciones del Madrid o del Barsa.
Uno del atleti. jejejejejeje.
Y otro del Barsa.
Algunas de las tiendas son especialmente llamativas, pero en cuanto te ven mirar empieza el acoso del tendero.
En las tederias es donde curten el cuero y para entrar tienes que tener el sentido del olfato atrofiado, porque el olor te entra hasta dentro y no es precisamente agradable.
A la entrada de las mismas te dan unas hojitas de hierbabuena para hacer la "visita" más llevadera.
Una de las calles que van a dar a Djema el-Fnaa, que como a casi cualquier hora del día aparece abarrotada.
Toca despedirse. Por la tarde se marchan a los Madriles y me dejan en Marrakech unas cuantas horas más con Dani, que se marchará al día siguiente.
Esa misma noche, yo cogeré el bus y haré uno de los peores trayectos que haya hecho en mi vida hasta el Anti-Atlas, donde pasaré algún día en solitario, hasta la vuelta a Tarfaya donde cogeré el ferry que me devuelva a Fuerteventura.
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1 comentario:
Enhorabuena Pedro por este completo reportaje tan ilustrativo del Atlas.
Que envidia me dan tus viajes.
Cuando sea mayor quiero ser como tu...ja,ja,ja.
Por cierto, he visto que por la noche se acercaban zorros al refugio...¿por casualidad se acercaba alguna "zorra"...?
Un abrazo.
Sugen.
"Siempre en la montaña"
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