miércoles, 29 de septiembre de 2010

ALPES SUIZOS (4ª PARTE). SUBIDA AL REFUGIO DE LÄNGFLUH

A la mañana siguiente nos levantamos prontito y cogemos el bus hasta Saas Fee. El día amanece como el anterior, lluvioso y las previsiones no son nada buenas para el resto de la semana. Pero nos hemos hecho 1700 km. en coche, así que no vamos a darnos la vuelta.

La foto es de Saas Grund desde la terraza del hotel. En el hotel dejamos el coche ya que aparcar en Saas Fee sale por 15 € diarios.

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Saas Fee se encuentra a 1800 metros de altitud y es conocida como la perla de los Alpes. Por sus calles no circula ni un sólo coche y está rodeada de picos y glaciares. Eso si, su oferta hotelera llega casí a las 7000 camas, por lo que es una pequeña ciudad en mitad de las montañas.

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Por las callejuelas de Saas Fee te encuentras estas construcciones que me recuerdan a los horreos asturianos.

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Vista del glalciar Feegletscher desde el pueblo de Saas Fee.

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Con las raices de los arboles hacen estas curiosas esculturas que sirven de adorno en muchas de las terrazas que vemos. Esta de la foto es una de las más grandes que vimos.

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Ahí termina el glaciar. La ruta nos llevará al borde del mismo y veremos en directo un desprendimiento de piedras espeluznante.

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Cuando nieva en invierno por la zona, nieva de verdad. Solo hay que ver a la altura que están colocados los tornos de los remontes. Y eso que es en la parte baja de la estación de esqui.

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Como casi siempre decidimos subir al refugio sin remontes mecánicos. A pata es mucho más divertido.............. y más duro. Salimos de 1800 mts. de altitud y llegaremos al refugio de Längfluh, el cual está situado a 2870 mts. Y otra vez cargados como mulas, para pasar 4 ó 5 días por las alturas.

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Abuelito, dime tu:
¿Qué sonidos son los que oigo yo?
Abuelito, dime tu:
¿Por qué yo en la nube voy?
Dime ¿por qué huele el aire así?
Dime ¿por qué yo soy tan feliz?
Abuelitoooooooooo,
nunca yo de ti me alejaré.

Abuelito, dime tu:
lo que dice el viento en su canción.
Abuelito, dime tu:
¿por qué llovió, por qué nevó?
Dime ¿por qué todo blanco es?
Dime ¿por qué yo soy tan feliz?
Abuelitooooooooooo,
nunca yo de ti me alejaré.

Abuelito, dime tu:
si el abeto a mi me puede hablar.
Abuelito, dime tu:
¿por qué la luna ya se va?
Dime ¿por qué hasta aquí subí?
Dime ¿por qué yo soy tan feliz?
Abuelitoooooooooo,
nunca yo de ti me alejaré.


Vamos, que veo una cabañita como esta, y me pongo a cantar la canción de Heidi como cuando tenía seis añitos.

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Justo donde acaba el glaciar se forma este lago........

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.......que va a desembocar a este otro que se forma algo más abajo.

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Muflones pastando placidamente.

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Y las marmotas que aparecen justo donde comienza la cota de nieve.

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Y como no podía ser de otra manera, se pone a nevar.

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En el último tramo antes de llegar al refugio, existen unas cadenas de seguridad. El sendero no es peligroso, pero mejor asegurarse.

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Oscar saliendo de la zona de cadenas.

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Y llegamos al refugio Längfluh, como siempre sin reserva, el cual tiene una espléndida terraza con unas vistas del glaciar espectaculares (si te lo permiten las nubes, claro)

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Peeroooo, ¿cuando cojones sale aquí el sol?. Llevamos cinco días por Suiza y hemos visto unos minutillos el sol.

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Pues nada, a tomar algo en la terracita, que el tiempo está muy agradable.

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Refugio Längfluh, con capacidad para 128 personas y en el que nos encontramos Oscar y yo, además de Marco el cocinero suizo y Antonio el ayudante portugués.

Nada más llegar y tras pagar la pernocta (30€ por cabeza), nos ponen en la tele el Gran Premio de moto GP en el que gana Jorge Lorenzo, Marco el cocinero suizo nos invita a tres jarras de cerveza de las grandes y Antonio el ayudante portugués nos dice que nos dejará la cena y el desayuno de mañana preparado aunque no lo hayamos pagado. Nos quedamos alucinados, para que luego digan que estos suizos son unos sosainas.

Eso si, a la cuarta jarra que nos quiere invitar Marco, le decimos que no porque llevamos lo que es conocido como un pedete lúcido.

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Y a las cinco de la tarde llega la sorpresa. Marco y Antonio se marchan para abajo y nos dejan solitos en el refugio. Nos quedamos alucinados, nunca nos había pasado esto en un refugio de alta montaña, pero claro, el remonte te deja a 10 metros del refugio.

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Y fuera sigue nevando, así que nos pasamos la tarde jugando a las cartas y leyendo libros que hay por todas partes del refugio.

Y le hacemos unas fotillos a las plantas de Edelweiss que tiene plantadas Marco por varias macetas. La Leontopodium alpinum, conocida como flor de las nieves, se trata de una flor que crece en pequeños grupos en las praderas alpinas y roquedos de altura de las cordilleras europeas, de no más de 30 cm de altura, con brácteas gruesas, carnosas y cubiertas de una fina pelusa, con un color blanco y tonalidades verdosa o amarillenta.

Es la flor emblemática de las alturas y por ello ha sido largamente esquilmada, habiendo desaparecido de muchas zonas y siendo mucho menos frecuente que hace unas pocas décadas, debido a lo cual ha sido protegida en territorio español, estando prohibida su recolección. Es capaz de sobrevivir a más de 3.000 metros de altitud y soportar las temperaturas extremas de las montañas alpinas y se la considera un símbolo de valor y coraje. La leyenda más extendida cuenta que los hombres que pretendían probar su amor tenían que subir más de 2.000 metros para conseguir una y entregarla a su amada.

Aqui lo tenemos fácil, sólo le tenemos que coger alguna "prestada" a Marco.


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Anochece.

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Nos vamos a la piltra. Unicamente ha llegado una extraña pareja de suizos que duerme en una de las habitaciones de al lado y con la que nos hemos repartido la cena que dejó Marco. Ponemos el despertador a las seis de la mañana con la intención de subir el pico Allalin, de 4023 metros, pero las expectativas respecto al tiempo no son muy buenas.

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viernes, 10 de septiembre de 2010

ALPES SUIZOS (1ª PARTE). SUBIDA AL REFUGIO DE HOHSAAS.

Después de dos años que por diferente motivos no hemos podido ir a Alpes, este año nos marchamos en agosto mi hermano y yo al Cantón de Valais, concretamente al valle de Saas, lugar donde se encuentran las estaciones de esqui de Saas Grund y Saas Fee, ésta última conocida como la perla de los Alpes.

Esta zona está rodeada de glaciares y en la misma se levantan 14 picos con más de cuatromil metros, algunos "fáciles" de subir como el Allalinhorn, y otros bastante más complicados, como el Dom.

Desde la Sierra de Madrid hasta Saas Grund hay que recorrer la friolera de 1765 Km. en coche, así que por la mañana tempranito ponemos rumbo a la "Sierra Suiza" y 200 Km. antes de llegar a nuestro destino nos damos cuenta que se nos ha hecho tarde y llevamos las últimas tres horas conduciendo de noche y lloviendo, así que decidimos parar en una estación de servicio a dormir. Este año, debido a la crisis, hemos cambiado los hoteles de cinco estrellas por el maletero del coche, jejejejeje.


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A la mañana siguiente nos levantamos prontito y nos marchamos al pueblo de Saas Grund y antes de ir a la oficina de turismo para comprar algún mapa mejor que el que llevamos, vamos a parar sin saber muy bien porque a su cementerio. (jooooder, empezamos bien).

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Aclaramos algunas dudas y decidimos intentar primero el Weissmies y el Lagginhorn, que se encuentran a la izquierda del Valle de Saas, y vista alguna reseña no son muy complicados de subir.

Como siempre que podemos preferimos subir caminando al refugio sin utilizar los remontes mecánicos. Esta es una buena manera de aclimatarse a la altitud, además que no todo en la montaña es hacer cumbre, la subida a los refugios es una parte tan interesante como el llegar a la cima de la misma.

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A las diez de la mañana tenemos todo preparado para empezar a caminar. Nos dirigimos al refugio de Hossas (en el que, como es costumbre en nosotros, no hemos hecho reserva) que se encuentra a 3.200 mts. de altitud, hace fresquito, empieza a llover de manera ininterrumpida y tenemos por delante 1600 metros de desnivel que salvar, todo ello cargado con una mochila de más de veinte kilos a la espalda.

Oscar señala el telecabina, como queriendo decir: Ahora que nadie nos ve, ¿podiamos cogerlo, no?.

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Dejamos atrás Saas Grund con sus típicas casitas suizas.

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Enseguida cogemos altura y empezamos a ver el pueblo desde otra perspectiva.

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Vamos por un senderito muy bien marcado en el que se puede ver que Oscar lleva la mochila a reventar. Una vez en el refugio, le cotilleo la mochila y la lleva llena de papel de periódico. El viejo truco para cuando le diga: ¿puedes llevar la cuerda en tu mochila, es que la mía la llevo a tope?; a lo que él responderá: no me entra ni el mapa.

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Al rato de comenzar a caminar despeja y hay que quitarse ropa. Al fondo se ve Saas Fee y todos los torrentes que van a parar al pueblo.

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Atravesamos el pueblo de Trifalp, al cual no se puede llegar en coche. En invierno, este pueblo debe estar cubierto de nieve. Nos llama la atención las pizarras que utilizan para los tejados de estas casas ya que deben ser pesadísimas.

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Viendo estas casitas en la montaña, esperas que en cualquier momento te salga Heidi y su abuelo de alguna de ellas.

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Esta tiene provisiones de leña para todo el invierno.

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Al borde del camino.

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A la salida del pueblo veo que a Oscar se le iluminan los ojos, se le dibuja una sonrisa en la cara y a pesar de la mochila da saltos de alegría. Ha visto lo que cree que es un chiringuito de fiestas, se apoya en el mismo, y dice: "CAMARERO, DOS BRUGALES CON COCA COLA, PLIS".

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El sendero cruza varias veces debajo del telecabina.

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Las marmotas están a lo largo de todo el recorrido. Algunas están amaestradas y comen de la mano.

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Cruzando uno de los innumerables torrentes que nos encontramos.

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En lo alto el refugio Weissmies.

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Refugio Weissmies, a 2726 metros de altitud y capacidad para 110 personas. En la puerta del mismo sólo hay un montañero con el que charlamos un rato y aprovechamos para comer algo y abrigarnos.

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Subo al refugio a echar un ojo y me sorprende que esté completamente vacio. Por lo visto a estos suizos no les gusta caminar, y es que este refugio no está situado cerca de los remontes.

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Las nubes empiezan a entrar a toda velocidad valle arriba, así que hay que darse prisa si no nos queremos mojar.

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Imposible. Al rato empieza a llover y antes de llegar a nuestro refugio nos ponemos como unas sopas.

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Refugio de Hohsaas a 3200 metros de altitud y una capacidad de 76 personas. Al fondo se aprecia el Glaciar de Trift y el pico Weissmies cubierta su cima por una nube, el cual intentaremos subir mañana.

El refugio es la típica cafetería de estación de esqui, pegado al remonte mecánico y con las habitaciones debajo de la misma. Está todo muy nuevo y limpio, dentro del mismo hace calorcito, las vistas a través de sus ventanales son espectaculares, pero le falta el espiritu montañero.

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Triftgletscher o lo que es lo mismo, Glaciar Trift. Por aquí tendremos que pasar mañana.

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Detalle del glaciar, el cual en su zona más baja está completamente destrozado y con enormes grietas.

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Ruta de subida al Weissmies. En la fotografía, debajo a la izquierda, se puede apreciar la senda que hay que tomar.

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A las ocho de la tarde se abre una ventana de buen tiempo y se puede contemplar su cima. Viendo esta foto parece mentira que esas gigantescas paredes de hielo puedan sujetarse a la roca y no venirse abajo.

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Otra fotillo del Weissmies.

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El refugio tiene ocho o diez habitaciones de diez personas cada una, todas forradas en madera, muy limpias y acogedoras, pero le sigue faltando ese espiritu montañero de otros refugios de montaña.

Como hemos subido cargados de comida, sólo cogemos la pernocta y el papeo lo prepara el Arguiñano de las montañas. La suculenta cena está compuesta de:
- Pastel de Cerdo Ibérico a las Finas Hierbas.
- Pasta fresca con boletus aromatizada con salsa de nata.
- Bocaditos de cereales y pasas.
- Mousses y souffle cremosos de frutos del bosque.
- Todo ello regado con agua fresca del glaciar Trift suizo con suaves toques de limón.

Traducción al menú para los poco duchos en la materia:
- Fuet en barra de Casa Tarradellas.
- Sobres de pasta Maggi.
- Barritas energéticas del Decathlon.
- Gel energético Powebar.
- Y agua del grifo con pastilla de Isostar.


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Después de semejante banquete uno se va a la cama con ganas de descansar, que mañana nos espera un duro día.

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