Para ir a Marruecos tengo dos opciones: una es ir a Madrid y desde alli volar a Marrakech con el resto de la "expedición" (a cualquier cosa se le llama expedición) con la que me ire a la cordillera del Gran Atlas, y otra es volar a Fuerteventura y desde allí coger el ferry que me dejará en Tarfaya, donde me tendré que buscar la vida para llegar a Marrakech.
Me gusta más la segunda, asi que el 23 de febrero me marcho a la Isla de Fuerteventura, en la que aprovecharé para estar tres días en los que recorrer sus playas.
El avión sale desde el aeropuerto del norte, y nada más despegar tengo por la derecha esta impresionante vista del Teide nevado por el último temporal.
A la izquierda la vista no desmerece: es la playa de las Teresitas con el pueblo de San Andres.
Fuerteventura es la segunda de las islas en extensión y la más árida de todas. Debido a la poca altitud de la isla, las nubes no pueden ser retenidas y pasan de largo, por lo que apenas llueve. Con sus 77 km. de playas de fina arena, es el mejor lugar para pasar unos días de relax total.
Muy cercana a Marruecos, a 97 km., recibe de éste la calima, que es la arena del Sahara traido por los vientos sirocos; además de ultimamente muchisimas pateras.
El vuelo tarda aproximadamente 45 minutos y a las diez de la mañana llego a Fuerteventura, por lo que aprovecho el día para acercarme a Corralejo y ver sus inmensas dunas de arena.
Corralejo se encuentra en el norte de la isla y la guagua me deja en el mismo pueblo, desde donde me pongo a patear por la costa.
Desde Corralejo se ve perfectamente el islote de Lobos, llamado asi por la presencia, antiguamente, de lobos marinos o focas monje. Las focas monje fueron masacradas por los pescadores locales debido a su voracidad. Ahora por sus playas se ven otro tipo de "focas".
El islote se encuentra a sólo 2 km. de Corralejo y tiene una extensión de 4,5 km2.
El viento está presente durante gran parte del año y es utilizado por toda clase de cacharros.
Un "kitesurfista" en pleno vuelo.
Arena y más arena en el parque natural de Corralejo. Y muy poca gente.
El parque natural de Corralejo tiene una extensión de 2.668 hectareas, por lo que es fácil encontrar un sitio en el que no te moleste nadie. Toda la playa para mi.
Con las pocas piedras que se encuentran, se hacen pequeños muros en los que protegerse del viento y echarse una siestecita.
Al día siguiente me levanto tempranito y me voy a Morro Jable, que se encuentra en la otra punta de la isla, en el municipio de Pájara.
El Faro del Matorral desde la playa del mismo nombre.
Pequeños barquitos a la orilla del mar, a la espera que los alquile el "guiri" de turno.
Esta playa ya no me gusta tanto como la de ayer, no por la playa en si, sino porque hay bastante más gente.
No tengo nada que hacer, asi que me dejo caer por el puerto y veo la llegada de un barquito con las capturas del día.
En el pueblito hay un monumento a las gentes del mar.
Al tercer día de estar en Fuerteventura toca hacer la mochila y prepararse para la travesía hasta Marruecos. Como no se exactamente lo que me espera por allí, he aprovechado estos días para comer y dormir bien.
La foto esta sacada en la habitación del hotel en Caleta de Fuste, que es donde pasé las dos noches que dormí en la isla.
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