miércoles, 30 de diciembre de 2009

NAVIDAD, NAVIDAD, DULCE NAVIDAD.

Subir a la Maliciosa se ha convertido en una especie de tradición navideña que desde hace unos años llevamos practicando mi hermano y yo. Salimos de Matalpino, subimos la Maliciosa y bajamos. Es como una manera de decir: coño, otra año que estoy por aquí arriba, eso es que las cosas no van mal.
Este año se van a unir al grupo Alberto, Tito y Josegui y como la cosa se ha organizado desde hace unos días pues preparo una sorpresilla para la cumbre.
La primera foto nos la saca Alber a mi hermano y a mí llegando a la Ciudad de los Muchachos. Dice el muy cabrón (él, que ha llegado a veces hasta dos horas tarde por ver a unos primos que tiene en Parla el desgraciao) que es histórica porque no estamos a la hora que habíamos quedado.

Photobucket


Todavía están con los preparativos. Tito se coloca sus nuevas botas compradas en un todo a cien después del chasco de este verano por los Pirineos.

Photobucket


Poco más tarde de las ocho nos ponemos a darle a la alpargata y vemos como corre el agua por la Sierra. En esta presita más de uno de nosotros se ha quitado la resaca de las fiestas de Matalpino en agosto. Eso si, con menos agua y algo más turbia (más turbia el agua y la mente).

Photobucket


Como se nota que el mes de diciembre está siendo lluvioso; hay cascadas por todos lados.

Photobucket


Y más aguita.


Photobucket



Primera parada en el sitio de costumbre. En los veranos secos aquí es uno de los pocos lugares donde puedes coger agua, aunque a veces tardes diez minutos en llenar una botella. Ahora el agua cae que da gusto.

Photobucket


Y la foto obligada al arbolito que sale de la piedra. Lo he fotografiado en todas las estaciones del año y de todas las formas posibles. Por algo dicen que somos animales de costumbres y esta es una de ellas.

Photobucket


Un poco más arriba comienza la cota de nieve. Está blanda y no ha caido mucha cantidad así que no es necesario ponerse crampones.

Photobucket


Mi hermano y yo vamos algo por delante y nos plantamos en la cumbre de la Maliciosas (2227 mts.) después de casi dos horas y media de "paseo". Oscar en la cumbre que este año aparece "adornada" con motivos del Himalaya.

Photobucket


Y yo. Hace bastante frio y corre una ventisca muy agradable, condiciones idóneas para esperar la llegada del resto de la tropa.

Photobucket


Al rato llega Tito y por su cara parece que él también tiene frio.

Photobucket


Y algo más tarde llega este, sin goretex, climadry ni tejidos tecnológicos de ningún tipo.

Photobucket


Foto de familia. La sorpresa que tenía preparada era una botella de Ron Miel traida directamente de Tenerife de la que damos buena cuenta brindando por todos nosotros (joder, que egoistas). Sabiendo que venía Tito cometí un error: no traer dos o tres botellas más, jejejeje.


Photobucket



Alber también ha venido preparado y ha traido unos mazapanes, por ahí sale algo de jamón y queso y nos pegamos un buen desayuno. En la cima no hay toda la gente que suele haber en la Mali, pero alguno hay con sus copas de cristal y su champán, a los que entre brindis y brindis les pedimos que nos hagan la foto.

Photobucket


Vistazo a la zona de La Pedriza. A la derecha se puede ver el Collado de los Pastores.

Photobucket


Después de casi una hora en la cima y más contentos que a la subida gracias al Ron Miel, bajamos por la directa, esa que va a dar al trampolín. Josegui, Oscar, Tito y yo en el mismo. La foto la saca Alberto algo más arriba.

Photobucket


Tiro para arriba y le hago la fotillo a Alber, que el muy envidioso se ha quedado con las ganas. Al fondo se ve la urbanización La Ponderosa.

Photobucket


Josegui coge carrerilla para abajo. Con un poco más de nieve podriamos haber bajado practicando nuestro deporte favorito: el culing.

Photobucket


Y Alberto se queda haciendo unas fotos a las cascadillas de hielo que se van formando.

Photobucket


Poco a poco vamos entrando en las nubes.

Photobucket


Y cuando llegamos al camino ya casi no nos vemos.

Photobucket


Antes de las dos de la tarde estamos de nuevo en los coches; nos hemos dado prisa porque casi todos tenemos compromisos de comidas. Una manera divertida de pegarnos un brindis navideño y disfrutar de una mañana de montaña.

Yo me quedo en Matalpino (la ciudad no es para mi, jejeje) y desde la terraza de casa hago algunas fotillos al anochecer.

Photobucket