Tiene una prominencia de unos 1.100 metros, su perfil es inconfundible y sobresale notablemente en la Meseta Central. Esto hace que sea una de las montañas más vistosas y significativas de la Sierra de Guadarrama. Su cara sur es la más escarpada y en ella hay varios barrancos, praderas alpinas y pedreras. En las vertientes de La Maliciosa predominan los matorrales bajos de montaña, aunque existen zonas cubiertas de pinos silvestres. Gran parte de esta montaña está dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y en un futuro estará dentro del Parque Nacional de Guadarrama.”
Pero para mi no es sólo eso. Para mi es la montaña, es “mi” montaña, es la Mali. Desde los cuatro años estoy acostumbrado a verla delante de mi casa. La primera vez que la subí debía tener nueve o diez años y seguramente, digo seguramente porque tengo un recuerdo borroso, subí con mi padre, con un vecino medio loco enamorado de las montañas llamado Pachi y con algún amigo más.
Después de esta primera vez he subido con mi hermano, con Raquel y con casi todos mis amigos, además de muchísimas veces sólo. Pero esta vez iba a ser especial.
A la Mali he subido por todas sus rutas. Por la cara sur, para mí la más bonita, caminando desde casa, pasando por la Ciudad de los Muchachos y llegando a la cima por los corredores helados que se forman en invierno. Por La Barranca, pasando por la Fuente de la Campanilla y el collado del Piornal. También he subido por la Pedriza siguiendo el curso del río Manzanares. Y por donde tocaba subir este año, desde el Puerto de Navacerrada, pasando primero por el pico Guarramillas. Quizás esta última ruta sea la mas “sosa”, pero este año tenía algo que la convertiría en especial.
En la cima de la Mali he estado con frío, con mucho frío, con calor, con ventisca, con nieve, con agua, con niebla, he subido con esquís, caminando, corriendo, en bicicleta de montaña. Pero esta vez tocaba subir con calorcito y caminando, y seguramente muy lentamente, y aún así, esta iba a ser una subida especial.
Y ahora te preguntarás; ¿y por que va a ser tan especial?. Pues muy sencillo, porque esta vez subiré por primera vez con mi hijo.
Dos días antes de intentar subir a la Maliciosa con el niño, desde la ventana de casa se ve está bonita nube que aparece detrás de la montaña. No iremos por la directa por Matalpino, ya que el niño es pequeño para tanto trote, así que iremos a Navacerrada en coche y desde allí subiremos a golpe de calcetín hasta la Bola del Mundo y desde alli a la Maliciosa.
El canijo empieza fuerte y rapidamente dejamos atrás la estación de Navacerrada, que se empieza a ver pequeñita ahí debajo.
De izquierda a derecha, una vaca, un cabestro y un ternerete. Jejejejeje.
Pedro jr. señala el primer objetivo del día: la Bola del Mundo.
En el último tramo de subida se mete alguna nubecilla que ayuda a refrescar el ambiente.
Ya estamos en la Bola del Mundo o pico Guarramillas. Hemos tardado una horita y diez minutos y de momento no ha habido ninguna queja. Pedrito está fuerte.
Una fotillo del alto de Guarramillas a 2258 mts. El pequeño ha visto unas cuantas fotos en las que aparecemos haciendo el ganso arriba de los vértices geodésicos y ya se sabe que a los canis les gusta imitar a los mayores.
Le preguntamos que si va cansado y dice que no. Así que bebemos y comemos algo y nos vamos para la Maliciosa.
Para llegar a la Maliciosa primero hay que bajar al collado del Piornal. Desde aquí empieza la peor parte, ya que no existe camino y la pendiente es más pronunciada. El peque sigue sin quejarse.
Hay que utilizar pies y manos, así que el último tramo lo sube como un perrillo. La gente que baja, le pregunta los años y le dicen que está hecho un "machote" y que menudo montañero. Las palabras le animan y tira para arriba tan contento.
A puntito de llegar; Oscar ya nos espera arriba.
Cumbre de la Maliciosa. 31 de agosto de 2008, Pedro Martín Martín corona sus 2.227 metros diez días antes de cumplir los cinco años. Jooodeer, la frasecita me ha "quedao mu" sentimentaloide.
Como los buenos amigos: medio bocata para tí, y otro medio para mi. Y yo que pensaba que el peque iba a llegar cansado y que estaría un ratito quieto y no; la media hora que estuvimos arriba se la paso jugando con el perrito y saltando de piedra en piedra.
Posando en plan montañero con la Cabeza de Hierro al fondo.
Aquí es donde normalmente plantamos la tienda cuando nos quedamos a dormir arriba.
Haciendo el tonto con la Pedriza al fondo.
El tiíto y el niño; detrás la Barranca y el embalse de Navacerrada que para la época del año en la que estamos tiene bastante agua.
Bajamos de nuevo al collado del Piornal y hasta aquí la cosa va bien, pero.................
..................en el último tramo de subida a la Bola se aprovecha de Oscar y se sube a su chepa.( Coño, que se aproveche, que para eso es su padrino)
Toda la bajada hasta Navacerrada tenemos que ir haciendo juegos para que el enano vaya a pata; en cuanto te descuidas se cuelga de cualquier sitio.
El "objetivo" del verano ha sido cumplido. Después de cinco horas de pateo nos vamos a comer algo a la tasca de la estación de tren de Navacerrada. El peque se ha portado como un campeón y no se ha quejado en toda la ruta. Parece que le ha gustado, así que el proximo año lo intentaremos desde casa.
