A la mañana siguiente nos levantamos prontito y cogemos el bus hasta Saas Fee. El día amanece como el anterior, lluvioso y las previsiones no son nada buenas para el resto de la semana. Pero nos hemos hecho 1700 km. en coche, así que no vamos a darnos la vuelta.
La foto es de Saas Grund desde la terraza del hotel. En el hotel dejamos el coche ya que aparcar en Saas Fee sale por 15 € diarios.
Saas Fee se encuentra a 1800 metros de altitud y es conocida como la perla de los Alpes. Por sus calles no circula ni un sólo coche y está rodeada de picos y glaciares. Eso si, su oferta hotelera llega casí a las 7000 camas, por lo que es una pequeña ciudad en mitad de las montañas.
Por las callejuelas de Saas Fee te encuentras estas construcciones que me recuerdan a los horreos asturianos.
Vista del glalciar Feegletscher desde el pueblo de Saas Fee.
Con las raices de los arboles hacen estas curiosas esculturas que sirven de adorno en muchas de las terrazas que vemos. Esta de la foto es una de las más grandes que vimos.
Ahí termina el glaciar. La ruta nos llevará al borde del mismo y veremos en directo un desprendimiento de piedras espeluznante.
Cuando nieva en invierno por la zona, nieva de verdad. Solo hay que ver a la altura que están colocados los tornos de los remontes. Y eso que es en la parte baja de la estación de esqui.
Como casi siempre decidimos subir al refugio sin remontes mecánicos. A pata es mucho más divertido.............. y más duro. Salimos de 1800 mts. de altitud y llegaremos al refugio de Längfluh, el cual está situado a 2870 mts. Y otra vez cargados como mulas, para pasar 4 ó 5 días por las alturas.
Abuelito, dime tu:
¿Qué sonidos son los que oigo yo?
Abuelito, dime tu:
¿Por qué yo en la nube voy?
Dime ¿por qué huele el aire así?
Dime ¿por qué yo soy tan feliz?
Abuelitoooooooooo,
nunca yo de ti me alejaré.
Abuelito, dime tu:
lo que dice el viento en su canción.
Abuelito, dime tu:
¿por qué llovió, por qué nevó?
Dime ¿por qué todo blanco es?
Dime ¿por qué yo soy tan feliz?
Abuelitooooooooooo,
nunca yo de ti me alejaré.
Abuelito, dime tu:
si el abeto a mi me puede hablar.
Abuelito, dime tu:
¿por qué la luna ya se va?
Dime ¿por qué hasta aquí subí?
Dime ¿por qué yo soy tan feliz?
Abuelitoooooooooo,
nunca yo de ti me alejaré.
Vamos, que veo una cabañita como esta, y me pongo a cantar la canción de Heidi como cuando tenía seis añitos.
Justo donde acaba el glaciar se forma este lago........
.......que va a desembocar a este otro que se forma algo más abajo.
Muflones pastando placidamente.
Y las marmotas que aparecen justo donde comienza la cota de nieve.
Y como no podía ser de otra manera, se pone a nevar.
En el último tramo antes de llegar al refugio, existen unas cadenas de seguridad. El sendero no es peligroso, pero mejor asegurarse.
Oscar saliendo de la zona de cadenas.
Y llegamos al refugio Längfluh, como siempre sin reserva, el cual tiene una espléndida terraza con unas vistas del glaciar espectaculares (si te lo permiten las nubes, claro)
Peeroooo, ¿cuando cojones sale aquí el sol?. Llevamos cinco días por Suiza y hemos visto unos minutillos el sol.
Pues nada, a tomar algo en la terracita, que el tiempo está muy agradable.
Refugio Längfluh, con capacidad para 128 personas y en el que nos encontramos Oscar y yo, además de Marco el cocinero suizo y Antonio el ayudante portugués.
Nada más llegar y tras pagar la pernocta (30€ por cabeza), nos ponen en la tele el Gran Premio de moto GP en el que gana Jorge Lorenzo, Marco el cocinero suizo nos invita a tres jarras de cerveza de las grandes y Antonio el ayudante portugués nos dice que nos dejará la cena y el desayuno de mañana preparado aunque no lo hayamos pagado. Nos quedamos alucinados, para que luego digan que estos suizos son unos sosainas.
Eso si, a la cuarta jarra que nos quiere invitar Marco, le decimos que no porque llevamos lo que es conocido como un pedete lúcido.
Y a las cinco de la tarde llega la sorpresa. Marco y Antonio se marchan para abajo y nos dejan solitos en el refugio. Nos quedamos alucinados, nunca nos había pasado esto en un refugio de alta montaña, pero claro, el remonte te deja a 10 metros del refugio.
Y fuera sigue nevando, así que nos pasamos la tarde jugando a las cartas y leyendo libros que hay por todas partes del refugio.
Y le hacemos unas fotillos a las plantas de Edelweiss que tiene plantadas Marco por varias macetas. La Leontopodium alpinum, conocida como flor de las nieves, se trata de una flor que crece en pequeños grupos en las praderas alpinas y roquedos de altura de las cordilleras europeas, de no más de 30 cm de altura, con brácteas gruesas, carnosas y cubiertas de una fina pelusa, con un color blanco y tonalidades verdosa o amarillenta.
Es la flor emblemática de las alturas y por ello ha sido largamente esquilmada, habiendo desaparecido de muchas zonas y siendo mucho menos frecuente que hace unas pocas décadas, debido a lo cual ha sido protegida en territorio español, estando prohibida su recolección. Es capaz de sobrevivir a más de 3.000 metros de altitud y soportar las temperaturas extremas de las montañas alpinas y se la considera un símbolo de valor y coraje. La leyenda más extendida cuenta que los hombres que pretendían probar su amor tenían que subir más de 2.000 metros para conseguir una y entregarla a su amada.
Aqui lo tenemos fácil, sólo le tenemos que coger alguna "prestada" a Marco.
Anochece.
Nos vamos a la piltra. Unicamente ha llegado una extraña pareja de suizos que duerme en una de las habitaciones de al lado y con la que nos hemos repartido la cena que dejó Marco. Ponemos el despertador a las seis de la mañana con la intención de subir el pico Allalin, de 4023 metros, pero las expectativas respecto al tiempo no son muy buenas.
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1 comentario:
Como siempre te digo Pedro cuando veo las fotos de tus aventuras...¡¡Que envidia!!
Me alegro mucho por ti.
Adelante
Un abrazo.
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